
Todos queremos likes. Se sienten ricos, validan el ego, hacen que tu jefe crea que todo va bien. Pero seamos sinceros: los likes no pagan nóminas, ni arriendos, ni mercados en Carulla. Tenemos una cliente preocupada porque sus reels no tienen tanto alcance. Vale, debemos revisar la estrategia, ya le hemos dicho que en su cuenta, el humor es lo que pega, los antes y después, las historias inspiradoras, pero bueno… midamos las ventas. Resulta que en pauta le están entrando clientes potenciales hasta para regalar a su competencia, ¡tiene mucho por vender! Pero no hace remarketing aunque se lo hemos pedido encarecidamente: “hazle seguimiento, vuelve a escribir una semana después. ¡Lanza una promo, de por Dios!”
👀 Métricas de vanidad vs. métricas reales
- Vanidad: likes, comentarios bonitos, compartidos.
- Reales: ventas, leads, tráfico a tu web, gente preguntando de verdad por tu producto.
Si solo mides likes, estás viendo tu negocio con filtro de Instagram. Bonito, pero engañoso.

¿Qué deberías medir entonces?
- Cuántas personas pasan de la publicación al carrito de compras.
- Cuántos leads calificados llegan de un formulario.
- Cuánto cuesta cada cliente nuevo que logras a través de pauta.
- O lo que se tenga de KPI’s pero no vanidosas.
El like es apenas la entradita; la compra es el plato fuerte.
Nosotros no hacemos campañas para inflar números de ego. Las hacemos para que tu negocio crezca de verdad, en pesos, en clientes, en resultados. Porque los likes no pagan las cuentas, amigui, pero el marketing estratégico sí. ¿Entonces? ¿Medimos mejor las ventas?
